Reflexiones desde Buenos Aires por Tim Chamberlain

Acabo de regresar de dos días muy ajetreados en Buenos Aires, donde me he reunido con GP de capital riesgo, funcionarios del Gobierno (incluido un alto cargo del Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado) y el Director Financiero de una de las 11 únicas empresas argentinas cuyos ADR cotizan en Nueva York.
Mi principal conclusión del viaje es que las cosas son realmente diferentes esta vez, pero también existe un riesgo significativo de "hombre clave", ya que aparentemente todo depende de Milei. Las conversaciones con los directores de PE fueron, como era de esperar, muy positivas. Sin embargo, hablar con un economista de alto nivel que iba a dirigir el banco central, y que fue descartado en el último momento, fue revelador. A esta persona se le había encomendado no sólo dirigir el banco central, sino también desmantelarlo durante el mandato de la administración. Perdió terreno en el último momento, cuando se impuso el pragmatismo, en lo que probablemente fue un giro bastante humillante para él.
Incluso confirmó la opinión predominante de que a Milei no le importan los índices de aprobación. No es un político en el sentido tradicional, ni le preocupa ganar un segundo mandato: está centrado exclusivamente en eliminar el déficit. Esto se ha contrastado a menudo con el Gobierno de Macri (2015-2019), que empezó bien pero se desvió cuando Macri empezó a dar prioridad a las consideraciones políticas por encima de su mandato original. En cambio, Milei considera que su mandato es lograr el déficit cero, lo que significa recortar agresivamente el gasto y reducir el tamaño del Gobierno.
La pregunta es: ¿hasta dónde puede llevar este enfoque a Argentina?
De momento, parece que funciona. En octubre se acercan las elecciones de mitad de mandato, y Milei cuenta con unos índices de aprobación del 50%-60% en las distintas encuestas. Está en vías de aumentar la representación de su partido en el Congreso, lo que mejoraría significativamente su capacidad para impulsar nuevas reformas.
A corto plazo, el principal riesgo parece ser un choque externo, algún tipo de acontecimiento mundial que perturbe las divisas de los mercados emergentes y perjudique a Argentina. El país ya ha soportado una dolorosa medicina económica en 2024, pero la gente está empezando a ver los beneficios de ese sacrificio (por ejemplo, ir al supermercado y ver precios estables mes tras mes). Si se produjera otra crisis, este progreso podría ponerse a prueba.
Sin embargo, si echamos la vista atrás, cuando Milei asumió el cargo, muy pocos predijeron que lograría tanto como lo ha hecho en su primer año. Es evidente que existe un fuerte impulso para continuar las reformas.
Los tres factores clave para seguir avanzando son:
- Un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos - Esto parece depender en gran medida de una buena relación con el presidente Trump, dado que Argentina es un socio comercial relativamente menor para Estados Unidos.
- El levantamiento de los controles de divisas: Milei ha prometido que esto ocurrirá el 1 de enero de 2026, a más tardar, pero se especula con que podría llegar antes, posiblemente antes de las elecciones de mitad de mandato.
- Un buen resultado en las elecciones de mitad de mandato - Esto proporcionaría un mandato para reformas más profundas.
En cuanto a las elecciones legislativas, actualmente no existe una oposición seria. Milei ha debilitado significativamente el movimiento peronista al conseguir atraer a todo el espectro político. De hecho, algunos de sus mayores apoyos proceden de los segmentos de menores ingresos de la sociedad. No es que haya eliminado los pagos sociales, sino que los ha hecho más eficientes eliminando el extendido chanchullo que se había convertido en endémico.
¿Cómo jugar a Argentina desde aquí?
Nuestro grupo tuvo opiniones encontradas al respecto, aunque fuimos bastante unánimes en nuestra postura general alcista. El debate clave se centró en las inversiones públicas frente a las privadas.
La mayoría se inclinó por los mercados públicos, ya que existe una gran confianza en la trayectoria de Argentina para los próximos dos años. Más allá de eso, los riesgos aumentan: las cosas pueden cambiar y las reformas pueden revertirse. Si se cumple la hipótesis alcista, los inversores en mercados públicos deberían beneficiarse del crecimiento general y de la expansión múltiple, con la ventaja añadida de la liquidez.
Por otra parte, las inversiones privadas -comolas de petróleo y gas- ofrecen la posibilidad de obtener rendimientos superiores, pero a más largo plazo. Por ahora, los grandes actores mundiales de la energía renovable siguen ausentes de Argentina, y las oportunidades están dondequiera que se mire. Creo que encontrar al socio adecuado podría dar lugar a resultados espectaculares.
Reflexión final
Como nos dijo un director financiero, para los inversores extranjeros lo único que realmente importa es el gasto público y el déficit, así que sólo hay que prestar atención a eso. Mientras el gobierno mantenga la disciplina fiscal, Argentina tiene suficientes ventajas naturales para hacerlo bien.
¿Pero si se vuelve a abrir el grifo del gasto?
"Somos como adictos: sería una fea recaída".
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